Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) se preguntaba por qué el símbolo de una rosa y una cruz unía a dos elementos de una naturaleza tan distinta. La cruz, con sus brazos, simboliza el cuerpo. La rosa, con su olor encantador, evoca el alma. El conjunto de los dos simboliza el misterio de la conjunción del cuerpo con el alma.

El rosacrucismo, como el movimiento integral del esoterismo occidental, trata de la sabiduría que lleva a la regeneración del alma. Ya que el alma no es directamente accesible, solo puede ser tratada, hasta cierto punto, con el intelecto.

La Fraternidad Rosacruz, fundada por el legendario Christian Rosenkreuz, proponía reorganizar, mediante la sabiduría ancestral, a la sociedad europea que se encontraba en crisis.

¿Cuáles son los orígenes de estos textos enigmáticos? ¿Qué autores individuales o qué colectivo de autores hubiera preferido permanecer invisible e imperceptible? ¿Qué ciencia misteriosa poseían los Rosacruces? Algunos investigadores, como por ejemplo Descartes, Newton y muchos otros encontraron un campo fértil en estos temas.

En el siglo XVII el concepto renacentista de la Tradición Primordial era muy popular. Cuando el Corpus Hermeticum fue redescubierto, fue atribuido a Hermes Trismegisto. Esta colección de textos misteriosos (sobre la alquimia, la magia y la astronomía) es un legado del esoterismo tradicional que pasó por varias civilizaciones. Floreciente en Alejandría, fue valorado por los árabes en el siglo VI y luego penetró el Occidente cristiano en la época medieval, donde se desarrollaban las ciencias, y se transformó en la base del “esoterismo occidental” del renacimiento, cuyos elementos son importantes para la interpretación del viaje de Rosenkreuz y de los Manifiestos Rosacruces.

Una tercera época, tan popular como el tema del Acuario hoy en día, fue anunciada. Fue la era del Espíritu Santo, anunciada por Joaquín de Fiore, y que sería introducida por la tercera manifestación de Elías (la segunda fue la de Juan Bautista) en la cual algunos veían a Elías el Artista de Paracelso, que fue profusamente citado a principios del siglo XVII.

La profecía del León del Norte anunció una nueva época donde un león amarillo, es decir, en la iconografía alquímica, el azufre, se enfrentaría al águila, es decir, el mercurio, antes de poder establecer la era de la felicidad. Paracelso también anunció en Aurora Philosophorum que, igual que cuando Jesucristo vino a ayudar a los hombres, un hombre muy puro vendría en los últimos momentos para purificar y liberar la Creación, soltando gotas de sangre rosada y que, gracias a ello, el mundo estaría a salvo de la Caída de Adán.

Aquellos eran tiempos en los que Europa estaba revuelta debido a descubrimientos científicos desconcertantes de Copérnico, Galileo, Kepler y a los descubrimientos marítimos; pero también por la reforma y la contrarreforma; por las epidemias devastadoras de peste y hambruna, producidas por condiciones meteorológicas poco favorables, y por Elías y la aparición de condiciones astrológicas que se interpretaban como presagios de reformas o incluso del fin del mundo, lo cual provocó una profunda revolución espiritual que cambió los fundamentos y el contexto del pensamiento occidental.

Generalmente se puede decir que los fundadores de la Orden de la Rosa Cruz proponían el Hermetismo como solución para la reinante aflicción. Se dirigían a todos los corazones sinceros cuando decían: “para la universal y general reforma del mundo entero; con las noticias de la loable Fraternidad de la Rosa Cruz, dedicada a todos los escolásticos y soberanos de Europa”.

Aparte del vasto e interesante material sobre las teorías de su origen, que se ha mencionado anteriormente, es cierto que, en pocas palabras, la Fama y la Confessio utilizaron esencialmente tres corrientes de tradición: el Paracelcismo, el Neo-Joaquinismo y el Hermetismo del Renacimiento.

Las relaciones entre la Francmasonería y el Rosacrucismo tienen orígenes remotos. Fueron evocados en “Las Musas Threnodie”, un poema de H. Adamson publicado en Edimburgo. En aquel texto se puede leer “Porque somos Hermanos de la Rosa Cruz; Tenemos la palabra de Masón y segunda visión”.

Se puede preguntar por qué juntar la Escuadra y el Compás con la Rosa y la Cruz. La razón es que uno obtiene la ventaja de una sinergia incrementada cuando combina las dos durante su búsqueda del LVX. Por lo tanto, la unión es justificada ya que hace a los Masones más introspectivos y capaces de buscar en ellos mismos el entendimiento de su relación con el Creador. Los Rosacruces se interesan por los misterios de Dios, de los seres humanos y del Universo. El descubrimiento de la tumba de Rosenkreuz, similar al descubrimiento del cuerpo de Hermes, es la tipificación del encuentro del ser humano con su alma, su Perfecta Naturaleza. Hermes tiene en su mano la Tabla Esmeralda, que contiene los secretos de la Creación, representada por el libro T, que aparece en las manos de Christian Rosenkreuz. El simbolismo sugiere que es necesario visitar el interior de la tierra para encontrar la Piedra filosofal. Estos elementos evocan la idea de que quien sea capaz de encontrarse a sí mismo, tras penetrar en sus propias profundidades, conocerá los secretos de Dios y del Universo.

Lectura recomendada

  1. Rui Lomelino de Freitas, Os Manifestos Rosacruzes, Lisboa: Alma dos Livros, 2020;
  2. Arthur Edward Waite, The Real History of the Rosicrucians, London: George Redway, 1887;
  3. Arthur Edward Waite, The Brotherhood of the Rosy Cross: Being Records of the House of the Holy Spirit in its Inward and Outward History, London: William Rider & Son Ltd., 1924.
  4. Rodolf Steiner, Theosophy of the Rosicrucian, London: Rudolf Steiner Press, 1966;
  5. Frances A. Yates, The Rosicrucian Enlightenment, London: Routledge and Kegan Paul Ltd., 1972.